El orgullo puede hacer que suframos las peores derrotas
Ahí donde no hay luz, lo que hay es oscuridad. Donde no hay humildad, lo que hay es orgullo...
El orgullo priva al hombre de muchas virtudes y del auxilio de Dios: ahí donde no hay luz, lo que hay es oscuridad. Donde no hay humildad, lo que hay es orgullo...
Entonces, tenemos que hacernos humildes en todo, y así podremos destruir fácilmente los ardides del enemigo, porque el orgullo puede devenir en causa de cruentas luchas y terribles derrotas para nosotros.
Es mejor luchar con nuestras debilidades que con el orgullo, porque, reconociéndolas, nos reprendemos a nosotros mismos y nos humillamos, en tanto que, si juzgamos a los demás, estamos eligiendo la compañía de la arrogancia.
(Traducido de: Filocalia de la Optina, traducere de Cristea Florentina, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 127)