Palabras de espiritualidad

El pecado que cometemos con la mente

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Luego de aceptar el pensamiento de pecado, el hombre empieza a endulzar su mente. Y del pensamiento pasa a imaginarse el pecado.

Hablemos ahora del sexto nivel del pecado, Si el hombre cede voluntariamente en esta lucha y acepta el pensamiento de pecado, ha llegado al sexto nivel del pecado y pasa de la aceptación a la figuración, y empieza a imaginarse cosas.

El séptimo nivel es el pecado con la mente. Luego de aceptar el pensamiento de pecado, el hombre empieza a endulzar su mente. Y del pensamiento pasa a imaginarse el pecado. O se imagina el rostro de aquella mujer a quien amaba viciosamente, o por la cual experimentó alguna pasión, o se imagina el rostro de aquel a quien odia. ¿No te ha ocurrido, al orar, que sabiendo que hay alguien que te odia y a quien tú no soportas, sientes como si estuvieras discutiendo con él? ¡Y si esa persona estuviera presente, le dirías “un par de cosas”! Luego, la mente lucha en el séptimo nivel.

Los demonios toman el aspecto de aquel que nos ofendió o nos hizo algún mal, y agitan el recuerdo del mal que sufrimos, haciéndonos imaginar nuevamente la ofensa sufrida. Haciendo esto, encienden una lucha terrible con nuestra alma, sea con el rostro de aquella a quien amamos pasionalmente, desde la parte instintiva del alma, o el de aquel a quien odiamos o nos odia, y que nos hizo algún mal. O nos ataca con la imagen del dinero, si este nos gusta. Nos muestran un saco de dinero, un cofre lleno de monedas, ricos ropajes, la gloria del mundo, incontables cabezas de toda clase de ganado, finos caballos, riquezas en abundancia, etc. Si pasas el nivel de la aceptación, entras al de la la imaginación, porque el maligno es conocido también como “el viejo pintor”. Él sabe pintar más cosas de lo que podrías pensar. Y, si lo dejas, te retrata hombres, mujeres y negocios. Lo que quieras.

(Traducido de: Arhimandrit Ilie Cleopa, Ne vorbește Părintele Cleopa, volumul VI, ediția a II-a, Editura Mănăstirea Sihăstria, Vânători-Neamț, 2004, pp. 39-40)