El peligroso camino a la autodivinización
El primer pecado del hombre y la causa fundamental de su infeliz condición a lo largo del tiempo es haber obedecido a la serpiente en el Paraíso.
El primer pecado del hombre y la causa fundamental de su infeliz condición a lo largo del tiempo es haber obedecido a la serpiente en el Paraíso, cuando esta le dijo: “¡Serás como Dios!”. Lo que Nietzsche llama “superhombre”, y Dostoyevski “hombre-dios”, es, de hecho, el mismo dios del “yo” con el que el demonio tentó entonces y sigue tentando al hombre; es el único dios al que los hombres pueden adorar después de rechazar al verdadero Dios.
Al hombre se le concedió la libertad de elegir entre el Dios Verdadero y él mismo, entre el camino cierto a la deificación —por medio del cual el “yo” es humillado y crucificado en esta vida, para ser resucitado y glorificado por Dios en la eternidad—, y el falso camino de la auto-divinización, que promete la gloria en esta vida, pero que lleva al abismo. Estas son las dos únicas elecciones disponibles para el hombre, y sobre ellas fueron fundados los dos reinos, el Reino de Dios y el reino del hombre, que en esta vida no pueden ser diferenciados sino con el ojo de la fe, pero que en la vida futura serán separados como Cielo e infierno. Está claro a cuál de ellos pertenece la civilización moderna con su esfuerzo prometeico de fundar un reino terrenal, desafiando a Dios.
(Traducido de: Ieromonahul Serafim Rose, Nihilismul: rădăcina revoluției în epoca modernă, traducere din limba engleză de Dana Cocargeanu, Ed. a 2-a, Editura Sophia, București, 2012, pp. 180-181)