El peor engaño: intentar agradar al mundo
¿Es que se engañaron los santos en su esperanza, al esforzarse toda la vida? No. En cambio, ¿acaso no se engañaron amargamente los que toda su vida se preocuparon tan sólo en acumular riquezas, en recibir elogios y honra? ¿Acaso no es cierto que todo lo mundano no es más que humo que se desvanece?
¿Cuál es la esperanza más fuerte, inequívoca y digna de la confianza del cristiano verdadero?
—La esperanza en la vida eterna y en la recompensa eterna. Todos los que se esforzaron en la verdad y en vivir en concordancia con el espíritu de la Iglesia y de todos los santos, indudablemente la alcanzaron.
¿Cuál es la esperanza más falsa, más dañina y perjudicial para los hombres?
—La esperanza en una felicidad terrenal, en los bienes de este mundo: salud, longevidad, riqueza, honra, placeres, conquistas y todo tipo de ganancias.
¿Es que se engañaron los santos en su esperanza, al esforzarse toda la vida? No. En cambio, ¿acaso no se engañaron amargamente los que toda su vida se preocuparon tan sólo en acumular riquezas, en recibir elogios y honra? ¿Acaso no es cierto que todo lo mundano no es más que humo que se desvanece?
No hay nada más digno de confianza que la Iglesia de Dios y su enseñanza, sus oficios, Sacramentos y jerarquía; de igual manera, no hay nada más falso que el mundo y el deseo de agradarle a éste.
(Traducido de: Sfântul Ioan de Kronstadt, Despre tulburările lumii de astăzi, Editura Sophia, București, 2011, pp. 66-67)