Palabras de espiritualidad

El peso de nuestra cruz

  • Foto: Florentina Mardari

    Foto: Florentina Mardari

Translation and adaptation:

Cristo nos llama, no a renunciar a nuestra cruz, sino a llevársela a Él, porque solamente Él nos puede ayudar a no caer vencidos por su peso.

No debemos, hermanos míos en Cristo el Señor, pedirle a Dios que nos absuelva del peso de nuestra cruz. Ella es pesada, porque pesadas son también nuestras faltas.

Una vez, un cristiano le pidió a Dios: «Señor, por favor, quítame esta cruz, porque no puedo cargarla… es muy pesada y muy grande. ¡Hazla más ligera, más pequeña! ¡Lo he intentado, he ayunado, he orado, pero no puedo seguir cargándola! En verdad, me diste una cruz más pesada que a otros, Señor…». Después, fue y le contó todo a un padre espiritual. Este, sabiendo que, para poder volver a casa, aquel hombre tenía que atravesar un río, le preguntó: «Si no hubiera un puente sobre ese río, ¿cómo pasarías?».  El cristiano respondió: «Buscaré una viga de madera y la usaré como puente para pasar de una orilla a otra». El sabio monje le respondió: «Tráeme la viga con la que piensas atravesar el río». Poco tiempo después, el hombre volvió con un madero que tenía las medidas exactas para poder usarlo como puente. Entonces, el padre le preguntó. «¿No te parece que es muy pesado? ¿Cómo piensas llevarlo al río?». «Tiene razón, padre…». «Bien», dijo el monje, «cortémosle una parte». Así lo hicieron, pensando que el madero seguiría siendo igual de útil. Ufano al comprobar que su carga se había aligerado un poco, el hombre tomó la viga y la arrojó de manera que una parte quedara en una orilla y la otra alcanzara el otro margen del río, pero, decepcionado, comprobó que ahora faltaba ese trozo que habían cortado, y el madero no era lo suficientemente largo para poder ser utilizado como puente.

Aquel hombre entendió que, rechazando su propia cruz, sus posibilidades de salvarse se reducían. Y nosotros entendemos que Cristo nos llama, no a renunciar a nuestra cruz, sino a llevársela a Él, porque solamente Él nos puede ayudar a no caer vencidos por su peso.

(Traducido de: Casian, Episcopul Dunării de Jos, Scara Căinței, Editura Episcopiei Dunării de Jos, Galați 2003, p. 106)