El poder de la unidad
Si guardáramos la unidad en un solo pensamiento para proteger nuestro hogar, nos defenderíamos de nuestros enemigos y estos no nos podrían hacer nada.
¡Si nos uniéramos, nuestros enemigos huirían despavoridos! Ya podría alzarse en nuestra contra el mundo entero, que pronto huirían, porque la unidad es una fuerza inconmensurable. No somos conscientes de que en nosotros hay una energía divina, la vida divina… ¡no lo entendemos! Tenemos el ejemplo histórico del pueblo de Israel. El Antiguo Testamiento es su historia. Cada vez que el Antiguo Israel se alejaba del Señor, los filisteos, aun siendo menos en número, los atacaban y los sometían. Pero cuando el Antiguo Israel se arrepintió con toda el alma, el Señor los salvó y, con pocos hombres, pudieron derrotar a un enemigo muy numeroso.
Lo mismo pasa con nosotros. Si fuéramos unidos, si guardáramos la unidad en un solo pensamiento para proteger nuestro hogar, nos defenderíamos de nuestros enemigos y estos no nos podrían hacer nada. Porque cuando un pueblo se alza para unirse y defenderse, miles y miles salen huyendo ante semejante demostración de poderío. ¿Por qué? Porque es una inmensa fuerza divina unida; es poder y razón. Como sabemos, todo brota de los pensamientos, tanto el bien como el mal. La fuerza de nuestra mente, del razonamiento divino, unido, constituye una formidable fuerza divina.
(Traducido de: Starețul Tadei de la Mănăstirea Vitovnița, Pace și bucurie în Duhul Sfânt, Editura Predania, București, 2010, pp. 66-67)