El poder del amor del cristiano
El amor es el triunfo del cristiano sobre el demonio, el odio y la envidia.
Las almas que aman a Cristo respiran el aroma espiritual del mundo eterno, el mundo del espíritu, que es el Reino de los Cielos. Ya desde esta vida gustan del agua que brota del trono de la Gracia del Señor. La bebida de la mesa celestial es el amor divino. Los desenfrenados que han probado esta bebida, han visto sanar las heridas de sus pecados; los ebrios han devenido en hombres del ayuno; los ricos han deseado la pobreza en Cristo; los pobres se han enriquecido con la esperanza divina; ¡los débiles se han hecho fuertes y los ignorantes, sabios!
El amor es el triunfo del cristiano sobre el demonio, el odio y la envidia. Para llegar al puerto divino del amor de Dios, primero tenemos que temerle a Él como Dios, Quien castiga la falta y el pecado. No es posible atravesar el mar y llegar al puerto, si no tienes una nave. Al mismo tiempo, es imposible llegar al puerto del amor si nos falta la contrición. El temor de Dios nos hace comandantes y capitanes en la barca del arrepentimiento y nos lleva por las turbias aguas de la vida, guiándonos al divino muelle del amor divino. Tal como no podemos vivir sin aire, también es imposible vivir en la eternidad con Dios, si no respiramos el dulcísimo y fragante aire del amor de Dios.
(Traducido de: Comori duhovnicești din Sfântul Munte Athos – Culese din scrisorile și omiliile Avvei Efrem, Editura Bunavestire, 2001, pp. 345-346)