Nada hay más necesario entre los hombres que Dios y el amor verdadero y constante. El amor, por sí solo, puede hacer tanto como todas las demás virtudes juntas, porque las contiene a todas en sí mismo. Todo amor puro es bendecido mientras dura, pero el amor que permanece hasta el final es bendecido eternamente. El amor que sólo perdura un tiempo puede tener un valor limitado, o incluso carecer de él; pero aquel que dura hasta el fin tiene un valor incalculable. Y es que pueden existir muchos amores pasajeros, pero el amor que llega hasta el final es único. Si quieres conocer verdaderamente a alguien, mira cómo ha amado. Quien no ha amado hasta el fin, no es un verdadero cristiano. Si buscas conocer a alguien a partir de esto, nunca te equivocarás.

(Traducido de: Un mare mărturisitor creștin: Preotul Constantin Sârbu, Editura Bonifaciu, București, 2008, p. 161)