El respeto entre esposos, condición esencial para la felicidad familiar
“Cuando en el hogar familiar echa raíces el respeto, al poco tiempo comienzan a cambiar tus sentimientos. Al igual que antes, tu esposo no parecerá diferente —exteriormente— a un violín viejo y agrietado, pero si empiezas a comportarte con él como si fuera un Stradivarius, tu vida y la suya cambiarán para bien.”
La familia cristiana se cimienta en el respeto. La esposa debe honrar y respetar a su marido por ser la cabeza de la familia. Y el esposo debe respetar a su mujer y cuidarla. Finalmente, los hijos deben también honrar y respetar a ambos padres.
Tal respeto no debe ser uno de “respetaré a esta persona porque se comporta dignamente y merece ser honrada, pero si no lo mereciera no sería mi obligación hacerlo”. Recordemos que la dignidad de la persona es determinada por nuestra actitud hacia ella; incluso el valor de las cosas materiales es determinado exclusivamente por la forma en que las personas las consideran y la estima que les dan. (...)
Garry Smalley, especialista americano en problemas familiares y matrimoniales, ofrece un ejemplo similar y comenta de esta manera: “Cuando en el hogar familiar echa raíces el respeto, al poco tiempo comienzan a cambiar tus sentimientos. Al igual que antes, tu esposo no parecerá diferente —exteriormente— a un violín viejo y agrietado, pero si empiezas a comportarte con él como si fuera un Stradivarius, tu vida y la suya cambiarán para bien.”
Los esposos no sólo deben respetar la jerarquía familiar, sino también enseñar a sus hijos a hacer lo mismo. Mi esposa no esposa nunca deja pasar la oportunidad de recordarle a nuestros hijos quién es la cabeza de la familia. Por ejemplo, en el almuerzo, al servir la sopa, primero me sirve a mí y después a ellos, diciendo: “Papá es el jefe, por eso es el primero en recibir sus alimentos”. Con gestos aparentemente pequeños como este, los niños aprenden a formarse en el respeto familiar.
(Traducido de: Pr. Pavel Gumerov, Conflictele familiale: prevenire și rezolvare, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2013, pp. 91-92)