El retrato de la divinidad
L visión de Dios se convirtió, para los hombres mortales y finitos, en algo imposible.
Es importante saber que el ícono tiene a nuestro mismo Señor Jesucristo como modelo, Quien vino entre los Suyos (Juan 1, 11) y convivió con ellos. Los tres apóstoles se postraron hasta el suelo cuando Cristo, en el Monte Tabor, manifestó el resplandor de la divinidad en Su cuerpo (Mateo 17, 6). Los custodios del Santo Sepulcro cayeron al suelo y quedaron como muertos, cuando vieron el cuerpo deificado de Cristo Resucitado en la tumba (Mateo 28, 4). También el Apóstol Pablo cayó al suelo, enceguecido, cuando nuestro Señor se le apareció en el camino de Damasco (Hechos 9, 3-8). Así, la visión de Dios se convirtió, para los hombres mortales y finitos, en algo imposible.
(Traducido de: Arhimandritul Cleopa Ilie, Călăuză în Credința Ortodoxă, Editura Episcopiei Romanului, 2000, p. 192)