Palabras de espiritualidad

El Sacramento de la Confesión, limpieza del alma

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Si hacemos esa limpieza periódicamente, por medio de la Confesión, nos estaremos garantizando también la salud del cuerpo.

Con el paso de los años, el hombre, aunque no lo quiera, comete muchos pecados, especialmente si no tiene el hábito de confesarse. Esos pecados se acumulan de tal modo sobre el cristal del alma, que, en un momento dado, ya no se puede ver a través de él: el alma del creyente deja de ser transparente para las cosas espirituales. Y tal como una ventana, cuando está muy sucia, de manera que casi no deja entrar la luz, necesita ser limpiada con una esponja húmeda para que vuelva a ser transparente, lo mismo ocurre con nuestra alma. Solamente el sacerdote puede lavar el cristal del alma, porque tiene los recursos espirituales necesarios para ello, es decir, la esponja y el líquido que habrá de limpiarla y dejarla traslúcida como antes.

Si hacemos esa limpieza periódicamente, por medio de la Confesión, nos estaremos garantizando también la salud del cuerpo.

(Traducido de: Sfânta Taină a Spovedaniei pe înțelesul tuturor, Arhim. Ioachim Pârvulescu, Ed. Albedo, 2005, p. 35)