El sacrificio que hacemos por nuestros difuntos
Por medio del sacrificio por los difuntos “se le niega a la muerte su poder de destrucción sobre el hombre”.
Desde siempre los hombres han manifestado, claramente o con menos detalles, con conocimiento o sin él, la unidad de la humanidad que se halla a ambos lados del sepulcro. Todos somos uno; algunas partes de este hombre son invisibles y faltan al morir, las otras son visibles y están presentes en esta vida. Por eso, es necesario hacer los sacrificios necesarios, tanto por unos como por otros, porque “todos son partes del mismo organismo de la humanidad entera”.
Por medio del sacrificio por los vivos, “se niega que la vida sea sólo veracidad y perfección”, en tanto que por medio del sacrificio por los difuntos “se le niega a la muerte su poder de destrucción sobre el hombre”; en ambos casos, con el sacrificio se invoca a un Soberano más excelso, que domina la vida y la muerte.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Gânduri despre bine și rău, Editura Predania, București, 2009, p. 126)