El secreto de la alegría de los niños: viven el presente porque están libres del pasado y dispuestos a ganar el futuro
Nuestras preocupaciones tan llenas de agonía y nuestros torpes temores no tienen la fuerza suficiente para detener sus juegos. Viven tan intensamente, sienten tan fuertemente el presente, que son liberados del pasado y no pierden el futuro. Los niños son un testimonio de la felicidad y un canto a la esperanza que embellece nuestra vida.
En medio de un mundo dominado por la ley del dinero, la discordia, la inclinación a la supremacía y la imposición, los niños son la disonancia más hermosa. No es sólo su simpleza lo que los hace distintos, tampoco su aparente indolencia. Se trata del hecho que viven en otra dimensión, donde todo lo importante, lo más grande y lo más notable pierden todo su valor.
Nuestras preocupaciones tan llenas de agonía y nuestros torpes temores no tienen la fuerza para detener sus juegos. Viven tan intensamente, sienten tan fuertemente el presente, que son liberados del pasado y no pierden el futuro. Los niños son un testimonio de la felicidad y un canto a la esperanza que embellece nuestra vida.
Ciertamente, es imposible volver a la infancia, pero sí que es posible —y necesario— abordar muchos de nuestras inquietudes con la lógica del corazón, porque más allá de la paz que esto ofrece, surge también la solución a muchísimos de los problemas que nos ahogan y atormentan.