El sentido de la vida del cristiano
“La razón y el propósito de la existencia del hombre es hacerse semejante a Cristo. Y esto sucederá cuando considere a Cristo como el modelo absoluto, cuando viva y se comporte de acuerdo con Sus palabras y mandamientos”.
Cada persona tiene un carácter distinto. El anciano José decía: “Las almas suaves obedecen fácilmente, en tanto que las que son más rígidas sufren para hacerse dóciles. ¡Es como comparar el algodón con el metal! El algodón necesita una sola palabra, en tanto que el metal precisa el rigor del fuego y el sufrimiento del horno para hacerse maleable. Así, el hombre con un carácter fuerte debe demostrar su paciencia en la tentación, para poder purificarse. Si no tiene paciencia, será como una lámpara sin aceite, que se extingue rápidamente y su luz desaparece”.
Los cristianos tienen que saber que su vida persigue un propósito excelso. El anciano Eusebio decía, refiriéndose a este asunto: “La razón y el propósito de la existencia del hombre es hacerse semejante a Cristo. Y esto sucederá cuando considere a Cristo como el modelo absoluto, cuando viva y se comporte de acuerdo con Sus palabras y mandamientos”.
Para terminar, es importante recordar estas palabras del anciano Anfiloquio: “Los frutos espirituales se pueden alcanzar solamente a nivel del corazón, porque en el corazón se pueden sembrar y plantar las semillas espirituales sobre las que la Gracia del Espíritu Santo ha de venir con la lluvia de la verdadera fructificación. Estos frutos serán guardados en dos cofres: en primer lugar, en uno que está en el Cielo, y después, en otro aquí en la tierra, destinado a los pobres y a aquellos que tienen hambre de las cosas espirituales”.
(Traducido de: IPS Andrei Andreicuț, Mai putem trăi frumos?, Editura Renașterea, Cluj-Napoca, 2012, pp. 111-112)