El sentido del humor en la vida matrimonial
Cada cosa en su lugar. Y cuando la pareja aprende a reír, a sonreír y a tomar con humor sus errores, un verdadero milagro tiene lugar.
Un sabio anónimo decía que, cuando aprendamos a conjugar correctamente el siguiente verbo, habremos alcanzado un gran progreso.
Soy gracioso / Somos graciosos;
Eres gracioso / Sois graciosos;
Es gracioso / Son graciosos.
Comenzando con el “soy gracioso”, nos hacemos con una predisposición más sana.
Esta es una lección más que nos da la sabiduría de los ancianos: a tus abuelos les agradaba mucho decir que hay dos clases de bromas: las que nos hacen reír como tontos, y las bromas más “correctas”. Es bueno que también tú aprendas a diferenciar entre unas y otras.
Estas palabras tienen una aplicación muy provechosa en distintas sitauciones. Una de ellas es el intercambio de sentimientos íntimos entre esposos. Reír a cada instante puede denotar, más que un estado de buena salud psíquica, una inclinación a la histeria. En la vida matrimonial hay momentos en los que las bromas no tienen lugar. La misma sonrisa puede ser de distintas clases. Tienes que estar atento a mantener el gesto facial adecuado para cada momento. No te escondas bajo máscaras que no se corresponden con la situación.
Cada cosa en su lugar. Y cuando la pareja aprende a reír, a sonreír y a tomar con humor sus errores, un verdadero milagro tiene lugar. Las risas se convierten, así, en la señal que distensiona la situación, dejando el camino libre para un nuevo comienzo.
(Traducido de: Charlie W. Shedd, Scrisori Caterinei. Sfaturi unei tinere căsătorite, traducerea Preot Constantin Coman, Garoafa Coman, Editura Bizantină, București, pp. 64-65)