¿Hay algo más normal que el hecho de que el hijo deba apresurarse en volver al padre, después de haber ejecutado la voluntad de este? ¿Acaso no es normal que el rey vuelva a su reino después de haber vencido en la guerra? ¿O que el labrador vuelva a casa después de haber sembrado todo el día? ¿O que el maestro vuelva a su hogar después de haber compartido sus conocimientos? ¿O que un pastor vuelva al redil después de haber encontrado a la oveja perdida? ¿O que el sacerdote regrese a la iglesia después de haber bendecido una nueva casa? ¿O que el obrero regrese a descansar al finalizar su jornada? Nuestro Señor Jesucristo descendió al mundo como Hijo, como Rey, como Señbrador, como Pastor, como Sacerdote, como Obrero; luego, al haber cumplido Su labor, Su misión en este mundo, es normal y lógico que volviera al Reino eterno de los Cielos, de donde descendió para nosotros, los hombres. 

(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Credinţa poporului lui Dumnezeu, traducere de Diana Potlog, Editura Sophia, Bucureşti, 2001, p. 30)