El simple hecho de orar es ya una ganancia
Dios siempre nos ayuda, aunque no responda inmediatamente a lo que le hemos pedido, porque Él sabe cómo y cuándo actuar.
Muchas veces nuestra oración no alcanza el nivel que debería tener, y Dios, sabiendo mejor lo que nos será de beneficio, no nos otorga lo que le pedimos. Nos da, sin embargo, la posibilidad de perseverar en la oración, sin perder la esperanza. Dios siempre nos ayuda, aunque no responda inmediatamente a lo que le hemos pedido, porque Él sabe cómo y cuándo actuar. De cualquier manera, el simple hecho de orar es ya una ganancia.
El espíritu de oración te abandona cuando te saturas de orar. Conozco personas que han llegado a hartarse de orar, porque oran de forma equivocada, sin equilibrio, extenuándose. Debemos conservar e insistir en el espíritu de la oración, pero sin exagerar.
Siempre he visto las cosas desde la perspectiva de la naturaleza. En ella, todo funciona serenamente, con equilibrio, en paz, en su debido momento. Así es como debemos llevar nuestra vida espiritual, confiando en Dios y Su Providencia.
(Traducido de: Arhimandrit Teofil Părăian, Rugăciunea, pelerinaj către Cer, Editura Doxologia, Iași, 2013, pp. 55-56)