“El tiempo no es un vacío que podamos llenar con cualquier cosa”
Debes saber a cuál momento del tiempo se adecúa cada instante de tu vida.
Cada instante nos es dado para determinado asunto. Cuando hacemos ese asunto en el momento propicio, entonces podemos vivir nuestra vida de acuerdo a lo que previamente ha establecido Dios, es decir, de forma agradable a Él. Debemos encontrar, luego, esa consonancia entre los momentos del tiempo y los momentos de nuestra vida. Existen unas armonías establecidas previamente entre unos y otros, para las normas y para el sano desarrollo de nuestra vida. El tiempo no es un vacío que puedas llenar con lo que sea. El tiempo es correlativo con la vida humana. Existen en él algunas armonías potenciales con el desarrollo de nuestra vida. Esto, porque nuestra vida misma está hecha para andar al mismo ritmo que él. Esto no significa una predestinación, porque no podríamos desarrollarnos en esta vida burlándonos del tiempo.
Encontrar esa armonía demuestra el don del discernimiento. Debes saber a cuál momento del tiempo se adecúa cada instante de tu vida. Sólo entonces las fuerzas de nuestro ser se actualizan plenamente y en armonía. Cada momento del tiempo es propicio para otra potencia de nuestro ser, y esas potencias conforman un todo. Y un instante consisnte en todo el conjunto de circunstancias que nos piden determinada cosa. Junto a ello, esa armonía depende de una plena pureza. Sólo esto puede darte una visión clara y las fuerzas ciertas para adecuarnos a lo que nos pide el momento.
(Părintele Dumitru Stăniloae, nota 703 la Sfintul Ioan Scărarul, Cartea despre nevoinţe, XXVI, 59, în Filocalia IX, Editura Humanitas, Bucureşti, 2002, p. 324)