El tormento de Adán al haber sido echado del Paraíso
¡Oh, hermanos, si pudiéramos entender los tormentos del alma que ha tenido al Espíritu Santo y luego lo ha perdido!
Dos veces pude sentir que estaba en el Espíritu Santo, y dos veces enfrenté terribles tentaciones y tribulaciones. En una ocasión se me permitió ser tentado por el orgullo: la Gracia del Espíritu Santo se fue de mí, y empecé a sentirme como un animal encerrado en un cuerpo humano. Con la mente no me había olvidado de a Dios, pero mi alma estaba vacía como la de cualquier bestia. Comencé a arrepentirme, y entonces la Gracia regresó. Esto duró tres días. Fui tentado incluso al orar, de tal forma que ya no sabía si estaba en mi cuerpo o afuera de él.... pero mi alma sí que veía a Dios. Esta es la razón por la cual digo que sé, por experiencia, lo que significa estar en el Espíritu Santo y qué es quedarse sin Él. ¡Oh, hermanos, si pudiéramos entender los tormentos del alma que ha tenido al Espíritu Santo y luego lo ha perdido! Es un sufrimiento terrible. El alma llega a un estado de tristeza y pesar imposible de describir.
Es el tormento de Adán al haber sido echado del Paraíso.
(Traducido de: Sfântul Siluan Athonitul, Între iadul deznădejdii şi iadul smereniei, Editura Deisis, Sibiu, 2001, p. 217)