Palabras de espiritualidad

El tormento de las pasiones persigue al alma aun después de morir

  • Foto: Adrian Sarbu

    Foto: Adrian Sarbu

Los Santos Padres dicen que, después de morir, las pasiones siguen atormentando al hombre con una fuerza aún mayor que cuando vivía.

Una cosa terrible es el hecho de que las pasiones no desaparecen con la muerte del cuerpo. El cuerpo, como instrumento con el que el hombre peca con más frecuencia, muere, desaparece, y la imposibilidad de satisfacer las pasiones atormenta terriblemente al hombre después de morir.

Los Santos Padres dicen que, después de morir, las pasiones siguen atormentando al hombre con una fuerza aún mayor que cuando vivía. Y lo queman como el fuego, sin descanso, sin parar. Y no solamente las pasiones carnales, como el desenfreno o la embriaguez, sino también las pasiones espirituales, como la vanagloria y la ira, que siguen demandando ser satisfechas. Y lo peor de todo esto es que el hombre ni siquiera puede oponérseles: esto es posible solamente aquí en la tierra, porque el tiempo de esta vida terrenal se nos da para arrepentirnos y enmendarnos.

(Traducido de Preot Pavel Gumerov, Cele opt păcate de moarte și lupta cu ele: ascetica ortodoxă pentru mireni, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2014, pp. 16-17)