El verdadero cristiano puede ser reconocido por su humildad
Quien, habiendo recibido de Dios muchas e importantes destrezas, se considera el peor de todos, ése es un verdadero cristiano.
El verdadero cristiano puede ser reconocido no sólo porque ayuna, asiste a la iglesia, actúa piadosamente o lee textos religiosos, sino especialmente porque es humilde. El que soporta acusaciones injustas, el que no se molesta por las murmuraciones de los demás, el que pide inmediatamente perdón al empezar una discusión, aunque no sea culpable, ése es un cristiano verdadero.
El que no responde a los desprecios, el que responde a la maldad con bondad, el que ejecuta con felicidad todos los mandatos divinos y sigue considerando que aún no ha hecho nada, ése es un cristiano verdaderlo.
Quien, habiendo recibido de Dios muchas e importantes destrezas, se considera el peor de todos, ése es un verdadero cristiano.
(Traducido de: Arhimandrit Serafim Alexiev, Tâlcuire la Rugăciunea Sfântului Efrem Sirul, traducere din limba bulgară de Gheorghiță Ciocioi, Editura Sophia, București, 2011, p. 118)