El verdadero monje
Cuando el monje purifica sus sentidos y mantiene su mente en el hesicasmo, su corazón se purifica, y recibe la Gracia y la iluminación de la conciencia. Se hace, así, enteramente luz, enteramente espíritu, enteramente transparente.
El verdadero monje “se abre al Espíritu Santo”, se perfecciona en el hesicasmo. El anciano José decía: «Cuando el monje purifica sus sentidos y mantiene su mente en el hesicasmo, su corazón se purifica, y recibe la Gracia y la iluminación de la conciencia. Se hace, así, enteramente luz, enteramente espíritu, enteramente transparente. Y de él brotan ríos de teología, si se pone a escribir, aunque no consiga entender el rápido flujo que brota difusamente e irradia paz en todo su cuerpo, anulando las pasiones. Su alma se enciende con el amor divino y exclama: “¡Detén, Jesús mío, las olas de la Gracia que me derriten como la cera!”. Su mente es elevada a la contemplación, el hombre entero es deificado y se hace uno con Dios. Así, como el hierro en el fuego, no puede ya reconocerse».
(Traducido de: Părintele Dionysios Tatsis, Cuvintele Bătrânilor, Editura Renașterea, Cluj-Napoca, 2013, p. 35)