¡Elevo mis manos a ti, Señor!
En este mundo no hay, querido lector, nada más grande y más hermoso que postrarte de rodillas y elevar las manos en oración.
¿Sabes qué significa “mantener elevadas al Cielo”? Significa hacerte, por medio de la oración, un vínculo con el Cielo, con Dios, y, por medio de este lazo, recibir el don y la fuerza que viene de lo alto. Signfica ser como una tierra sedienta bajo la lluvia del don y la gracia que descienden de las alturas. Debes saber que, cuando mantienes tus manos alzadas hacia el Cielo, la bandera de tu victoria ondea sobre los pecados. En este mundo no hay, querido lector, nada más grande y más hermoso que postrarte de rodillas y elevar las manos en oración.
Cuando permaneces de rodillas, con las manos apretadas cálidamente, tus palabras brotan con firmeza y tus ojos se llenan de lágrimas. Entonces, querido lector, es que el don y la gracia del Espíritu Santo han descendido sobre ti. ¡Oh, qué don y qué gran poder hay en la oración!
(Traducido de: Părintele Iosif Trifa, Citiri și tâlcuiri din Biblie, Editura Oastea Domnului, Sibiu, 2010, p. 70)