Elogio de la vida monástica
Esta vida es un don perfecto de Dios y de la piedad de la Santísima Madre del Señor, es decir, el hecho de que todos estén reunidos en el mismo lugar, encendidos en el amor a Dios, abandonando el mundo y renunciando a lo material para elegir lo celestial.
Vivamos gozándonos en el Señor y respetando las disposiciones de nuestros Santos Padres; vivamos con amor y no en la camaradería de las cosas carnales, ni satisfaciendo nuestra propia voluntad en la búsqueda de los placeres, mucho menos irrespetando las normas establecidas para crearnos unas nuevas, sino estando todos el mismo espíritu, unidos en la verdad, con el único anhelo de servir al Señor en esta vida comunitaria, como en el Paraíso.
Porque esta vida es un don perfecto de Dios y de la piedad de la Santísima Madre del Señor, es decir, el hecho de que todos estén reunidos en el mismo lugar, encendidos en el amor a Dios, abandonando el mundo y renunciando a lo material para elegir lo celestial.
(Traducido de: Sfântul Teodor Studitul, Cuvântări duhovnicești, Editura Episcopia Alba Iulia, Alba Iulia, 1994, p. 48)