¿En dónde está la verdadera felicidad del hombre?
Ni las riquezas ni los placeres del mundo pueden ofrecernos una verdadera felicidad. ¿Por qué? Porque no le dan nada al alma.
La verdadera felicidad es la de nuestro interior, la del alma. Sin embargo, a diferencia de esta felicidad auténtica, los hombres buscan una felicidad terrenal, una felicidad que viene de afuera hacia adentro. Se esmeran en enriquecerse primero, en llenarse de dinero, placeres y honores, para después ser felices. Pero el mundo no puede ofrecer una felicidad real. Las posesiones y el dinero no pueden hacer felices a los hombres. Esto es un hecho probado. La infelicidad más grande se vive precisamente en los palacios de los más ricos.
Hay una gran verdad en el relato de aquel rey que salió a buscar la camisa del hombre más feliz del mundo, y al final descubrió que el hombre más feliz ni siquiera llevaba camisa. Ni las riquezas ni los placeres del mundo pueden ofrecernos una verdadera felicidad. ¿Por qué? Porque no le dan nada al alma. El alma anhela al Señor, el alma está sedienta de Dios, el alma tiene sus carencias y, si no es escuchada, se entristece, se turba y turba también al hombre.
(Traducido de: Părintele Iosif Trifa, Mai lângă Domnul meu, Editura Oastea Domnului, Sibiu, 2003, p. 71)