En este período de ayuno...
He aquí que se acerca otro período de ayuno: “Ayunemos, hermanos, con un ayuno agradable a Dios”. ¡Ay de nosotros, cuando nuestro ayuno no nos sea agrable ni a nosotros ni a Dios! ¡Qué débiles nos hemos vuelto!
“¡Qué disminuida está tu alma! Pero el Señor vendrá y la calentará, ensanchándola. La paciencia, el abandono total en Sus manos y el saber esperar Sus decisiones son los mejores guías para nuestra vida. Y la oración es la atmósfera en donde debemos vivir y respirar. Todo está en ella. Pero, atención, que es mejor avanzar poco a poco, que intentar hacerlo por saltos. Aprende a esperar.
Y he aquí que se acerca otro período de ayuno: “Ayunemos, hermanos, con un ayuno agradable a Dios”. ¡Ay de nosotros, cuando nuestro ayuno no nos sea agrable ni a nosotros ni a Dios! ¡Qué débiles nos hemos vuelto! Y todo esto, por creernos justos... El pecador no debe ser indulgente consigo mismo. Y cuando sepa ver sus faltas, ¡ay de ti, cuerpo pecador!”.
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Învăţături şi scrisori despre viaţa creştină, Editura Sophia,p. 26)