En la lucha espiritual, la victoria en contra del enemigo sólo puede conseguirse por medio del sufrimiento y la muerte. Sufriendo y preparándonos para morir por el Señor, estamos derrotando a nuestro adversario. Pero si queremos soportar las penas y tentaciones, llenos de paciencia, debemos mantener ante nosotros el deseo de morir por el Señor y seguirlo, como Él nos instó, tomando nuestra cruz de cada día (que es la muerte). Así conseguiremos soportar fácilmente toda pena visible e invisible.

Porque si esperamos la muerte por el Señor con deseo y perseverancia, podremos soportar aún mejor y hasta con gozo las aflicciones, sin importar cuán duras sean. Esta es la razón por la cual nos parecen imposibles de soportar nuestras tribulaciones: hemos olvidado mantener ante nuestros ojos la muerte por el Señor y nuestra mente ha dejado anhelarle. Porque el que busca cómo heredar al Señor, debe buscar también sufrir Su Pasión. Y es que en esto se evidencia quién ama a Cristo, si es capaz de soportar con valentía y devoción, esperando en Él ante toda aflicción..

(Traducido de: Sfântul Macarie, Cuvinte duhovicești, Editura Doxologia, în curs de apariție)