En qué consiste el amor verdadero
Quienes se aman no pueden argumentar su elección.
El amor crea unidad en las dos personas que se aman. Cada uno contempla al otro, necesita del otro, no puede vivir sin el otro. Tú te conviertes en el centro de mi interés, en el sujeto de mi deseo de servir, y yo respondo a todas tus peticiones porque las conozco como si fueran mías, porque dejo de cuidarme a mí para cuidarte a ti. Yo te sirvo a ti, tú me sirves a mí; de esta forma somos dos seres autónomos que conocen sus necesidades y siguen siendo libres, porque se han entregado totalmente y ya no necesitan de una egocéntrica independencia. Es un reemplazo de “yoes”. Dirigidos siempre el uno al otro, sorbiendo la energía transmitida por el otro, transmitiendo su propia energía, quienes se aman viven una alegría plena, una felicidad infinita, una “embriaguez” divina, el eros divino. Así, quienes se han unido en el amor se hallan en comunicación con el infinito, con el “verdadero” infinito divino, que tiene una naturaleza distinta a la humana. El eros divino se nos participa cual don.
Cuando dos personas se aman, ahí está presente Dios. Esto no significa que el amor a mi semejante anticipe mi encuentro con Dios. De ahí el sentimiento de alegría completa, de felicidad y embeleso. “El amor divino es extático. No permite que quienes se aman sigan siendo de sí mismos, sino de aquellos a quienes aman... Por eso, el gran Pablo, lleno del amor divino y su fuerza extática, pronunció estas palabras inspiradas por Dios: «No vivo yo, sino que Cristo vive en mí» (Gálatas 3, 20). Amando, el hombre sale de si mismo y se pierde en Dios, de acuerdo a esa expresión, dejando de vivir su propia vida, para vivir la carísima vida del ser amado”. dice San Máximo el Confesor. El hecho de renunciar a sus propios deseos y ofrecerse permanentemente para satisfacer las necesidades del otro. transforma a quien ama en una persona humilde. El que ama ve en el otro lo que le falta: virtudes, valores y auxilio, de tal forma que no puede vivir ya sin él, porque el ser amado es su fuente de vida. Solo, el que ama parece falto de significancia, vacío, sin valor. Esta forma de amor se realiza verdaderamente cuando las dos personas abren sus almas recíprocamente, para conocerse y vivir el uno por el otro. El amor une y promueve, al mismo tiempo, la persona del otro, pero es un misterio tanto para los implicados en él, como para los demás que están afuera. Quienes se aman no pueden argumentar su elección. Ellos solamente saben que no pueden vivir el uno sin el otro, y que sólo en comunión cada uno se siente más asentado en el interior del otro y en el propio interior.
(Traducido de: Rodica Pop, Sensul căsătoriei la Platon și la Sfinții Părinți, Editura Doxologia, Iași, 2012, pp. 239-240)