Palabras de espiritualidad

Entendiendo el sacrificio y el ejemplo de los santos

  • Foto: Anda Pintilie

    Foto: Anda Pintilie

Quien honra a los santos, sin duda honra en mayor medida a la Madre del Señor. Y aquel que honre más a la Madre del Señor que a los santos, ciertamente honrará mucho más a la Santísima Trinidad.

Desde el fuego de las tentaciones que tuvieron que enfrentar, los santos alcanzaron la santidad y una inconmensurable experiencia espiritual, misma que nos heredaron a nosotros, quienes intentamos imitarlos, para podernos defender de las artimañas del asesino de hombres.

De los grandes sacrificios que hiceron en su lucha contra las pasiones, los santos salieron vencedores y recibieron sendas coronas de victoria por parte de Cristo, junto con un don abundante, y ahora nos ayudan desde el Cielo con su mediación, por la cual les debemos mucha gratitud y devoción.

Quien honra a los santos, sin duda honra en mayor medida a la Madre del Señor. Y aquel que honre más a la Madre del Señor que a los santos, ciertamente honrará mucho más a la Santísima Trinidad.

Los santos no se molestan, como los hombres, cuando honramos más a uno que en principio es más “pequeño”, que a otro más “grande”, porque son santos y están libres de todas esas banalidades humanas.

Los santos tienen una santidad humana, pero no la perfección divina de Cristo. Por eso, no tenemos que confundirnos cuando encontremos alguna imperfección en sus vidas, entre todas sus virtudes. Tampoco debemos tomar como ejemplo alguna de sus imperfecciones al comienzo de su camino espiritual, para justificar nuestros propios defectos, porque, al inicio de su educación espiritual, Dios, como un buen pedagogo, les apartó un poco Su Gracia, para que conocieran su debilidad humana y se humillaran, para después recibir esa Gracia multiplicada. Y así es como llegaron a ser nuestros modelos a seguir.

(Traducido de: Cuviosul Paisie AghioritulEpistole, Editura Evanghelismos, pp. 141-142)