Palabras de espiritualidad

Entré ciego, y salgo con los ojos abiertos

    • Foto: Bogdan Bulgariu

      Foto: Bogdan Bulgariu

“… Sigo de rodillas y le agradezco a Cristo Dios y le prometo hacer todo lo posible por comportarme de hoy en más como un flemático señor ante las adversidades, los obstáculos y las provocaciones”.

«En mi pequeña celda, solo, me arrodillo y hago un breve inventario. Entré ciego a la cárcel (con vagos destellos de luz, pero no sobre la realidad, sino interiores; destellos autógenos de la oscuridad, que desgarran las tinieblas, pero no las disipan) y salgo con los ojos abiertos. Entré voluble, consentido, y salgo sin caprichos y veleidades. Entré descontento y desagradecido, y salgo conociendo la felicidad. Entré irascible, irritable y sensible a las ofensas de los demás, y salgo impasible. El sol y la vida me decían poco, pero ahora sé disfrutar aun con un pequeño mendrugo de pan. Saldré admirando, sobre todo, el coraje, la dignidad, el honor, el heroísmo. Saldré reconciliado: con aquellos a quienes ofendí, con mis amigos y mis enemigos, e incluso conmigo mismo.

Así, sigo de rodillas y le agradezco a Cristo Dios y le prometo hacer todo lo posible por comportarme de hoy en más como un flemático señor ante las adversidades, los obstáculos y las provocaciones; solamente alegre, siempre agradecido por cada pequeño momento de felicidad, por cualquier palabra que no sea una blasfemia o una ofensa, deseando morir antes que cometer algún pecado que duela hasta en el Cielo».

(Traducido de: Nicolae SteinhardtJurnalul fericirii, Editura Mănăstirii Rohia, Rohia, 2005, p. 316)