Entrega lo que eres, después lo que tienes
Hay muchos que aman con su mente, pero que no son capaces de tender su mano para ayudar al otro.
“Que el amor carezca de falsedad”, dice el Apóstol Pablo. Si amas así, no te importará el dinero que gastes, ni el esfuerzo de tu cuerpo, ni el cansancio de las palabras, ni el sudor y el servicio; al contrario, serás capaz de soportarlo todo con valentía, sea con tu cuerpo, o con tu dinero, o con tus palabras, o con lo que sea que necesites para ayudar a tu prójimo. Tal como no es necesario dar solamente bienes, sino también generosidad, ni otorgar protección, sino también entrega, ni ser caritativos, sino ser caritativos con gozo, así también no se necesita solamente del amor, sino de un amor sin falsedad. Porque, actuando así, todo lo demás vendrá por añadidurá, tal como lo entiende aquel que es caritativo con alegría, porque sabe que está siendo caritativo también con su propia persona. O aquel que acude a ayudar, haciéndolo con toda su entrega, porque sabe que a sí mismo se está ayudando. Y el que da algo, pero con generosidad, sabe que se lo está dando a su propia persona. (Homilía XXII sobre la Carta a los Romanos)
El amor no consiste en simples palabras o sermones, sino en la ayuda que le ofrecemos al otro y lo que demostramos con nuestras acciones. Cuando alguien lucha en contra de la pobreza por los otros, ayudando a los pobres, combatiendo sus carencias y apoyando a los que se hallan en una situación difícil, llora con los que lloran y se alegra con los que se alegran, lo cual es ya una característica del amor. (Homilía VIII sobre la Carta a los Romanos)
Hay muchos que aman con su mente, pero que no son capaces de tender su mano para ayudar al otro. (Homilía XXII sobre la Carta a los Romanos)
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Texte alese. Volumul I, traducere de Preot Ioan Andrei Târlescu, ediție îngrijită de Ieromonah Porfirie Nichita, Editura Bunavestire, Bacău, 2012, pp. 30-31)