Es completamente natural para el cristiano esperar la venida de Cristo
Sin esperanza no hay salvación, porque “en la esperanza fuimos salvados;”, dice el Santo Apóstol Pablo (Romanos 8, 24). Y sin salvación no existe el cristianismo.
Los fieles tienen que amar la presencia del Señor, pensando siempre en Su Segunda Venida, esperándolo con júbilo, anhelándolo con todo el corazón y preparándose celosamente para encontrarse con Él. No hay esperanza si no existe esa expectativa de estar con Él. Sin esperanza no hay salvación, porque “en la esperanza fuimos salvados;”, dice el Santo Apóstol Pablo (Romanos 8, 24). Y sin salvación no existe el cristianismo.
Los cristianos saben que Cristo obró la redención del mundo, con Su Sangre y con Su muerte. Ellos saben, mucho más que los incrédulos, que la ley del pecado vive en sus miembros. El cristiano tiene una visión clara del pecado, porque su sentir interior no se ha visto nublado por los apetitos de las pasiones, ni por la dejadez de la conciencia.
Entonces, es completamente natural para el cristiano esperar la venida de Cristo, que “transformará nuestro cuerpo lleno de miserias conforme a Su Cuerpo glorioso” (Filipenses 3, 21), y lo limpiará de toda mancha, de todo rastro del pecado, de toda tentación.
(Traducido de: Arhimandritul Zaharia Zaharou, Lărgiţi şi voi inimile voastre!, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2009, p. 140)