¿Es difícil cuidar la mente?
Si el hombre no aprende a odiar las cosas del mundo, será incapaz de servirle a Dios.
Si el hombre no aprende a odiar las cosas del mundo, será incapaz de servirle a Dios. ¿Qué es, entonces, servirle a Dios? Simplemente, no tener nada extraño en la mente cuando oramos, ni placer cuando lo bendecimos, ni maldad cuando le cantamos, ni odio cuando participamos de Él, ni un fervor pernicioso que nos impida detenernos a pensar en Él y recordarle siempre. Todas estas sombrías cosas se vuelven como un muro que encierra a la infeliz alma, para que no pueda servirle puramente a Dios. Todo esto la retiene y no le deja acercarse a Dios para bendecirlo secretamente y recibirlo en la recámara del corazón, para que sea iluminado por Él. Por eso es que la mente se oscurece siempre y no puede acercársele a Dios, si no procura apartar conscientemente todo aquello.
(Traducido de: Sfântul Isaia Pustnicul, Filocalia vol 1, Editura Dacia Traiana, Sibiu, 1947, p. 396)