Es difícil, pero tenemos que aprender a asumir nuestra responsabilidad
La persona debe entender que se ha equivocado, de manera que pueda asumir su culpa. Solamente así la sanación puede comenzar a obrar.
Tenemos que aprender a ver nuestras propias faltas, cuando surge algún conflicto. Por ejemplo, me acuerdo que una vez vino una pareja a buscar al padre Sofronio. Habían discutido y, a pesar de estar ambos contrariados, era evidente que uno era más culpable que el otro.
El padre Sofronio le preguntó a la esposa: “¿Qué porcentaje de culpa crees que tienes tú?”.
Ella respondió: “Solamente el cinco por ciento, padre. Mi esposo es culpable del noventa y cinco por ciento de esta situación”.
Y el padre le dijo: “¡Entonces, corrige ese cinco por ciento y veremos si el otro noventa y cinco por ciento sigue en su lugar!”.
La persona debe entender que se ha equivocado, de manera que pueda asumir su culpa. Solamente así la sanación puede comenzar a obrar. Mientras no asumamos la culpa de lo sucedido, no tendremos paz.
(Traducido de: Arhimandritul Zaharia Zaharou, Lărgiţi şi voi inimile voastre!, Editura Reîntregirea, Alba-Iulia, 2009, p. 292)