¡Es imprescindible renunciar a la soberbia y elegir el camino de la humildad, si queremos salvarnos!
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Recordemos siempre las palabras del Santo Apóstol Pedro: “Si el justo se salva a duras penas, ¿a dónde irán a parar el injusto y el pecador?” (I Pedro 4, 18).
Temámosle, amados hijos míos, a la vanidad, como si se tratara del fuego eterno e inextinguible del infierno, recordando siempre las palabras del Santo Apóstol Pedro: “Si el justo se salva a duras penas, ¿a dónde irán a parar el injusto y el pecador?” (I Pedro 4, 18).
Pero, al mismo tiempo, confiemos con todo el corazón en que podremos alcanzar la más perfecta humildad, con su silenciosa caridad, con el verdadero amor a Dios.
(Traducido de: Sfântul Ierarh Serafim Sobolev, Făcătorul de minuni din Sofia, Predici, Editura Adormirea Maicii Domnului, București, 2007, p. 151)
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