¿Es la codicia un pacto con el diablo?
El diablo no se esfuerza demasiado con los ricos. Los ata fácilmente con sus riquezas y los lleva a la perdición. He aquí, entonces, por qué el Señor dijo, “Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de Dios.” (Marcos 10, 24-25)
No existe persona más inhumana que el codicioso. Odia a todos, ricos y pobres. A los pobres, por temor, no sea que le pidan algo. A los ricos, por envidia, al no tener lo mismo que ellos. No sabe lo que es la caridad, el amor, la compasión. Se opone a todo intento de ayuda social. Cualquier cosa, cualquier actividad, incluso las más importantes, si no representan un beneficio para él, le resultan indiferentes. Al contrario, es capaz de lo que sea con tal de aumentar su riqueza.
Su debilidad por el dinero no tiene límite: no conoce lo que es la satisfacción. Este vicio lo hunde cada vez más en el pecado —que tiene tantas caras— en la maldad, en la vacuidad del mundo. Por eso, el diablo no se esfuerza demasiado con los ricos. Los ata fácilmente con sus riquezas y los lleva a la perdición. He aquí, entonces, por qué el Señor dijo, “Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de Dios.” (Marcos 10, 24-25)
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele vieții, traducere de Cristian Spătărelu și Daniela Filioreanu, Editura Egumenița, pp. 44-45)