Ya desde muy joven, trabajando en el Santo Monte Athos, el venerable Porfirio entendió la influencia favorable de la lectura de los textos de los Santos Padres en el proceso de formación y transfiguración de la conciencia humana. A este respecto, decía:

“El alma se santifica y se purifica con el estudio de los textos de los Padres, aprendiendo de memoria los Salmos y pasajes bíblicos, escuchando música psáltica, y practicando la oración. Todos los santos libros de nuestra Iglesia contienen palabras excelsas, llenas de amor a Cristo. Por eso, debes leerlos con alegría, amor y devoción. Cuando te dediques a esto con fervor, tu alma se santificará de una forma delicada, mística, sin que te des cuenta.

Esmérate en estudiar las Santas Escrituras, los Salmos y los escritos patrísticos. Pero hazlo con un amor divino. Y la luz de Cristo inundará tu alma.

El Nuevo Testamento es un manantial inagotable. Y, mientras más lo lees, más te adentras en la sabiduría de Dios. Acuérdate que esta no viene sola. Es necesario pedirla”.

(Traducido de: Monahul Patapios Kavsokalivitul, Sfântul Cuvios Porfirie Kavsokalivitul. Sfințenia în secolul al XXI-lea, Editura Doxologia, Iași, 2015, pp. 51-52)