¿Es posible comulgar sin antes habernos confesado?
Primero tenemos que confesarnos y solo después acercarnos a la Santa Comunión. Primero lavamos el vaso, para después poner en él algo precioso.
Después de habernos confesado con sinceridad, comulguemos con los Santísimos Misterios, porque la muerte viene como un ladrón y no sabemos qué podría pasarnos hasta la llegada del día de mañana; (la muerte) podría venir inesperadamente y encontrarnos desprevenidos, ¿y entonces qué podremos hacer?
El cristiano que no se confiesa se asemeja al hombre que aún no ha sido bautizado, cuya salvación es imposible. Y si para uno que murió confesado, aunque no haya comulgado, hay esperanzas de salvación, en el caso de aquel otro que, sin haberse confesado, se acerca a la Comunión, debe saber que esto de nada le sirve, sino que le causa un gran perjuicio, porque está comulgando con indignidad, y ¡ay de él!
Así las cosas, primero tenemos que confesarnos y solo después acercarnos a la Santa Comunión. Primero nos limpiamos, primero lavamos el vaso, para después poner en él algo precioso.
(Traducido de: Viața și Învățăturile Sfântului Cosma Etolianul, Editura Deisis, 2001, p. 76)