¿Es posible evitar el estrés?
Cualquier actividad se puede hacer bajo una fuerte presión, con estrés, o, al contrario, con facilidad, sin agotarnos.
El trabajo pesado y el cansancio son fuentes de estrés. Dios dispuso que nos ganáramos el pan de cada día con el sudor de nuestra frente (Génesis 3, 19); sin embargo, cada cosa debe hacerse con sensatez. El cansancio crónico, que tiene como consecuencias una irritación continua y el agotamiento de las fuerzas psíquicas y físicas, puede influir negativamente en nuestras relaciones con los demás. Por eso, tenemos que aprender a dosificar nuestras fuerzas y no trabajar hasta llegar a la extenuación, hasta sentir que nuestro corazón va a estallar. No es bueno intentar hacer todo a la vez. Usualmente, aquello que hacemos deprisa, aun con gran esfuerzo, no está bien hecho.
Recuerdo ahora una conocida anécdota, que viene como anillo al dedo para lo que estoy explicando. Una vez, le preguntaron a alguien: “¿Cómo hace usted para vencer el cansancio y librarse de la tensión?”. La respuesta fue: “Simplemente no me tenso”. Por supuesto que no estoy promoviendo la dejadez y el ocio, sino la capacidad de administrar juiciosamente nuestras energías. Cualquier actividad se puede hacer bajo una fuerte presión, con estrés, o, al contrario, con facilidad, sin agotarnos.
Por ejemplo, en nuestros días, en los cuales existe una permanente “crisis” con el tiempo, se ha vuelto una costumbre la impuntualidad. Lo sé por experiencia propia: la impuntualidad (sobre todo si es crónica) es una permanente fuente de estrés. ¡Cuántos nervios, cuántas fuerzas psíquicas y físicas nos podríamos ahorrar, si simplemente respetáramos la regla de distribuir nuestro tiempo de una forma tal que siempre lleguemos con unos quince minutos de antelación a nuestro trabajo, a la escuela o a nuestras citas importantes!
Además, la agitación permanente, la prisa y la tensión al trabajar impiden que alcancemos los objetivos propuestos. Por el contrario, si hacemos pausas frecuentes, pero breves, evitaremos esa agitación. En algunos países occidentales se han hecho diversos estudios, cuyos resultados han demostrado que en los lugares de trabajo en donde se ha dispuesto de alguna habitación para descansar o dormir un poco, los trabajadores rinden más y la productividad crece significativamente.
(Traducido de: Părintele Pavel Gumerov, Conflictele familiale: prevenire și rezolvare, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2013, pp. 38-39)