Esa soberbia que vive escondida en nuestro interior…
Si, por ejemplo, te esfuerzas espiritualmente y tu pensamiento te dice que lo que haces es algo extraordinario, que eres un virtuoso, etc., en tu interior hay orgullo, pero lo ocultas. Si te fijas bien, verás que sientes una satisfacción falsa.
Padre, usted me dijo que tengo un “orgullo oculto”. ¿En qué consiste esa clase de orgullo?
—Es el orgullo interior. Y el orgullo interior es mucho más perjudicial que el orgullo exterior.
¿Qué diferencia hay entre ambas clases de orgullo?
—El orgullo exterior se ve y sana fácilmente. El hombre que tiene un orgullo exterior es fácilmente reconocible por su forma de vestir, su forma de caminar, su forma de hablar… por eso es que cualquier persona le puede hacer alguna observación que le sea de ayuda. En cambio, el orgullo oculto es una muy astuto y por eso cuesta sanarlo. Se esconde y los demás no lo ven; solamente alguien experimentado lo puede descubrir. Usualmente, el orgullo oculto pervive en las personas espirituales. Aunque por fuera tienen un comportamiento humilde y piadoso, su interior esconde un orgullo enorme. Como ves, el mismo maligno se puede vestir con harapos…
Padre, el hombre que padece de ese orgullo oculto, ¿se da cuenta de ello?
—Sí, si sabe vigilarse a sí mismo.
Creo que quien sufre de esa forma de orgullo, no tiene paz en su interior…
—No tiene la paz divina y ni siquiera la conoce, porque para él todo lo que importa es su propio pensamiento.
¿Qué me puede servir para darme cuenta de que en mí pervive esa forma de orgullo? ¿Cómo luchar contra él?
—Si, por ejemplo, te esfuerzas espiritualmente y tu pensamiento te dice que lo que haces es algo extraordinario, que eres un virtuoso, etc., en tu interior hay orgullo, pero lo ocultas. Si te fijas bien, verás que sientes una satisfacción falsa. Bien, para librarte de ese orgullo, tiene que repugnarte la falsedad en la que vives y renunciar a ella. Recuerda que, quienes tienen un orgullo exterior, son rechazados por los demás, así que les es más fácil darse cuenta de ello y tratar de enmendarse lo antes posible. Pero, por otra parte, quienes tienen un orgullo interior oculto, para librarse de él, tienen que rechazarse a sí mismos. Te será útil permitirles a los demás que te hagan observaciones, para que ese orgullo salga a la superficia y, haciéndose evidente, termine desapareciendo poco a poco.