Escuchar esa voz que viene de nuestro interior
Hasta la venida del Señor, cuando habremos de escuchar los clarines de los ángeles, contamos, por parte de Dios, con un clarín místico: la voz de nuestra conciencia.
Nuestra propia conciencia es un siervo de Dios, y nos invita al Banquete del Gran Soberano. Ella nos llama siempre al Señor, pero todo el tiempo encontramos excusas para no responderle. Hasta la venida del Señor, cuando habremos de escuchar los clarines de los ángeles, contamos, por parte de Dios, con un clarín místico: la voz de nuestra conciencia.
Escuchemos la voz de nuestra conciencia, el sonido de este santo clarín. Obedeciéndole, obedecemos la mismísima voz del Señor que está en nosotros. Si escuchamos la voz del clarín místico de nuestra alma, que resuena sin parar en nuestro interior, reprendiéndonos cuando erramos y enfadamos a Dios, reconciliaremos nuestra alma con Él, y también nos reconciliaremos con los Cielos y la tierra.
(Traducido de: Arhimandritul Cleopa Ilie, Îndrumări duhovnicești pentru vremelnicie și veșnicie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2004, p. 46)