Ese sentimiento que carcome el corazón del hombre…
El codicioso se contenta cuando gana algo, en tanto que el envidioso solo se siente satisfecho cuando ve que su semejante no obtiene nada.
Nada divide más a los hombres que la envidia, que es una enfermedad implacable y mucho más peligrosa que la codicia, porque es la raíz de todos los males. El codicioso se contenta cuando gana algo, en tanto que el envidioso solo se siente satisfecho cuando ve que su semejante no obtiene nada. Su felicidad radica en la infelicidad del otro. ¿Hay una locura más grande que esta? El envidioso se derrite como una candela si ve que a su vecino las cosas le salen bien. Con esto, no solo se priva de las bondades celestiales, sino que no es capaz encontrar la paz en esta vida. Ni la polilla roe la lana ni el gusano la carne, con la misma voracidad con que la envidia carcome y destruye el corazón y todo el ser del envidioso.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele Vieții, traducere de Cristian Spătărelu și Daniela Filioreanu, Editura Egumenița, p. 233