¡Esta es la humildad!
No juzgues a los demás, más bien considérate el peor de todos.
Un hermano le pidió al anciano Matoe:
—Padre, dígame algo que me sea de provecho espiritual.
—Ve y ponte a orar, pidiéndole a Dios que te conceda la vergüenza en el corazón por tus pecados y la humildad, recordando siempre tus propias faltas. No juzgues a los demás, más bien considérate el peor de todos. No busques tener nuevos amigos ni la cercanía de las mujeres; no converses con los herejes. Mejor controla la familiaridad que hay en ti, somete tu lengua y también tu vientre. Aléjate del vino y no discutas con nadie. Si lo que dice el otro está bien, solamente di: “Sí”, si está mal, “Tú sabes lo que dices”. Y no busques recriminarle lo que haya dicho. En esto consiste la humildad.
(Traducido de: Patericul egiptean sau apoftegmele părinților din pustia Egiptului, Editura Învierea, 2009, pp.179)