Palabras de espiritualidad

“¿Estás preparado para responder por la vida de una persona?”

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Me relató que aquel día, cuando el vladika vino a visitarnos después del accidente, en realidad iban de camino al aeropuerto…

«Mi esposo se vio implicado en un serio accidente de tránsito en San Francisco, sufriendo graves heridas.

Recuerdo que, también en ese período, el padre Juan (Maximovich) estaba enfrentando un sinfín de contratiempos. Conociendo el poder de sus oraciones, pensé que podría llamarlo para que pidiera por la salud de mi marido. Pero sentía una cierta reticencia, porque sabía que el padre se mantenía muy ocupado. Pasaron dos días y así, de la nada, el padre vino a visitarnos, acompañado por el señor B. T., quien se había ofrecido a traerlo en su vehículo.

El padre no estuvo más de cinco minutos con nosotros, pero yo estaba segura de que era más que suficiente para que mi esposo se recuperara. Se hallaba en estado crítico, y, después de la visita del vladika Juan, sufrió una crisis muy fuerte, para después empezar a recobrarse. Finalmente, sanó por completo y vivió otros cuatro años, a pesar de tener una edad ya avanzada. Pasó el tiempo. Algunos años después, en un encuentro en la iglesia, hablé con el señor T., quien me dijo algo que me dejó estupefata. Me relató que aquel día, cuando el vladika vino a visitarnos después del accidente, en realidad iban de camino al aeropuerto, cuando, bruscamente, el padre dijo:

—Vamos a ver a los esposos Liu.

El señor T. le respondió al padre que perdería su vuelo y que era imposible regresar semejante trecho. Entonces, con gesto serio, el padre le preguntó:

—¿Estás preparado para responder por la vida de una persona?

Y el señor T. no tuvo más salida que traer al padre a nuestra casa. Y el padre tampoco perdió su vuelo, porque, cuando llegaron al aeropuerto, todavía lo estaban esperando».

(Traducido de: Pr. Serafim Rose, Pr. Gherman Podmoșenski, Fericitul Ioan Maximovici  viața și minunile, Editura Cartea Ortodoxă, București, p. 48)