¡Estemos atentos a los peligros de caer en la desesperanza!
La desesperanza es la muerte espiritual, porque el hombre le vuelve el rostro al auxilio de Dios y se deja someter por el maligno.
El enemigo de nuestra salvación inventó una terrible maldad, de la cual es muy difícil sanar: la pasión de la desesperanza.
El mundo actual se halla sometido, más que nunca antes, a esta pasión. Podría decirse que la mayoría de crímenes, de los cuales tomamos conocimiento diariamente en los informativos, son consecuencia de la desesperanza. No hay otra pasión de la que el maligno obtenga una ganancia tan grande, como de la desesperanza. Ella es la causa de los suicidios, los asesinatos y de todos los actos de renuncia a la fe.
Y si algunos desesperanzados no terminan matándose a sí mismos, es decir, si no se suicidan, se debe a las circunstancias que les rodean, aunque espiritualmente sigan muertos en vida. Y es que la desesperanza es la muerte espiritual, porque el hombre le vuelve el rostro al auxilio de Dios y se deja someter por el maligno.
(Traducido de: Sfântul Ioan Iacob Hozevitul, Hrană duhovnicească, Editura Lumină din lumină, pp. 265-266)