El examinarnos, en la más profunda soledad, nos brinda siempre valiosísimos frutos; sin embargo, ésto está al alcance sólo de esos hombres que han arribado ya a una determinada edad espiritual, quienes han avanzado en piadoso esfuerzo y quienes han aprendido a practicar esa observación en su vida activa.

En la vida práctica, esos hombres te ayudan a adquirir esa capacidad de analizarte, mostrándote cuándo la has infringido.

(Traducido de: Sfântul Ignatie Briancianinov, Cuvinte către cei care vor să se mântuiască, traducere de Adrian și Xenia Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, Bucureşti, 2000, p. 44)