Palabras de espiritualidad

Fe y esperanza, para resistir en la lucha contra el soberano de este mundo

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

¡Atrévanse! ¡Tengan fe! ¡Tengan amor! Cristo vive. Él nunca muere: “Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y lo será por siempre” (Hebreos 13, 8).

¡Atrévanse! ¡Tengan fe! ¡Tengan amor! Cristo vive. Él nunca muere: “Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y lo será por siempre” (Hebreos 13, 8). Aquel que ayudó a los Santos Apóstoles a vencer al mundo, también nos ayudará a nosotros. Es suficiente con que espabilemos y nos apartemos del sueño de la indolencia. Este es el clamor del Apóstol Pablo, que tanto recuerdo y repito en estos tiempos, en la parte final de mi vida; pero no lo hago para que se despierten solamente ustedes, hermanos míos muy amados, compañeros de camino, soldados en la misma lucha.

Lo evoco también para mí, porque también yo necesito luchar con denuedo, ya que el maligno no deja de atacarme, aun a esta edad, como no dejará de hacerlo con ustedes mientras vivan. Y es que también se atrevió a acercarse al Señor de nuestra fe, al Salvador y Redentor de nuestras almas, nuestro Señor Jesucristo, para cargar contra Él después de Su Bautismo en el Jordán, cuando se hallaba en el desierto (Mateo 4, 1-12); también al final, poco antes de morir en la Cruz, en la noche de la Última Cena, el Señor dijo: “Ya llega el príncipe de este mundo, pero en Mí no tiene ningún poder” (Juan 14, 30).

(Traducido de: Avva Filothei Zervakos, Mărturisirea credinței ortodoxe, Editura Bunavestire, 2003, p. 13)