¡Habla con el Señor, con la Virgen María, con los santos...!
Con sencillez y humildad, habla siempre con ellos de todo lo que te preocupa, y después pronuncia la Oración de Jesús: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador”
Padre, mi mayor alegría, pero también mi gran dolor, es el problema de la oración. No he avanzado nada. ¿Qué debo hacer?
—Sin importar dónde te encuentres, habla abiertamente con Cristo, con la Madre de Dios, con los ángeles, con los santos. Diles todo lo que quieras. Di: “¡Cristo mío, Madre de Dios, Tú conoces mi intención, ayúdame!”. Así, con sencillez y humildad, habla siempre con ellos de todo lo que te preocupa, y después pronuncia la Oración de Jesús: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador”.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Cuvinte Duhovnicești 6 – Despre rugăciune, Editura Evanghelismos, București, 2013, pp. 16-17)
