Palabras de espiritualidad

¡Hagamos el bien hoy, no esperemos a mañana!

    • Foto: Crina Zamfirescu

      Foto: Crina Zamfirescu

Translation and adaptation:

No dejemos todo para mañana, sino que acudamos pronto a ayudar a nuestro semejante. ¡Seamos aplicados al hacer las cosas del Señor!

¡Con cuánta frecuencia dejamos pasar la oportunidad de ayudar a algún pobre, de demostrar nuestra compasión ante el que sufre, o de alegrar y consolar a algún anciano o a algún niño! ¡Muy tarde nos damos cuenta de todo lo que hemos perdido, desinteresándonos por la vida de aquellos que nos rodean! Puede que el dolor les haya inundado el alma, o la maldad del mundo les haya afectado enormente... Puede que una palabra de consuelo de parte nuestra, dicha a tiempo, hubiera podido desvanecer las tinieblas de sus almas, mismas que podrían haber estado anunciando la oscuridad eterna. Todos hemos tenido cerca a algún niño. ¿Hemos sido capaces de demostrarle un poco de amor sincero a su delicada alma? Seguramente, no. ¿Y si ese niño, al crecer, lo hizo como un hombre sin fe, extraviándose en los desvíos del pecado? ¡Y pensar que algo hubierámos podido hacer por él, cuando apenas era un retoño!

Muchos ancianos sienten que sus corazones son devorados por la soledad... ¿Cuántos de ellos no lloran en silencio? Pero, nosotros pasamos a su lado, ignorándolos. Y, cuando nos damos cuenta, la muerte viene y se los lleva, sin que podamos hacer ya nada por ellos. Entonces, llenos de un impotente dolor, abrazamos sus cuerpos inertes y los sepultamos entre suspiros y llantos. Pero es demasiado tarde: sus ojos se han cerrado para siempre y ya no nos pueden ver; sus bocas no pueden ya decirnos nada... ¡No hay nada que podamos hacer por ellos! Nuestro corazón se acongoja, nuestra conciencia nos reprende, nos damos cuenta de todo lo que pudimos hacer y no hicimos, reconocemos nuestra indolencia y nuestra desatención, incapaces de volver atrás en el tiempo.

Seamos “unidos en armonía, compasivos, fraternales, misericordiosos” (I Pedro 3, 8) mientras nos quede tiempo. No dejemos todo para mañana, sino que acudamos pronto a ayudar a nuestro semejante. ¡Seamos aplicados al hacer las cosas del Señor!

(Traducido de. Fiecare zi, un dar al lui Dumnezeu: 366 cuvinte de folos pentru toate zilele anului, Editura Sophia, p. 136)