"Haz conmigo lo que sea Tu voluntad”
Ora con frecuencia, repitiendo estas plegarias breves: “¡Bendice, Señor!”, “¡Ayúdame, Señor!”, y aprendiendo a hacer todo con la bendición y el auxilio de Dios.
Agradécele al Señor Su misericordia y no la rechaces por orgullo.
No te ocupes en corregir los demás, porque esta es una artimaña del enemigo. No olvides que él era quien hasta hace poco te dominaba, llevándote de un extravío al otro.
Ahora te ha enviado otro engaño, para alejarte del camino a la salvación. Acuérdate de la oscuridad en que vivías cuando el Señor te llamó y recuerda, también, que entonces tu mente no conseguía sino llevarte a la senda de la perdición. Dios no te pidió que salvaras a los demás, porque ese es asunto Suyo, utilizando los medios que sólo El conoce para tal fin. Luego, lo que tú debes hacer es seguir el camino correcto, soportando con paciencia la penitencia de las enfermedades y agradeciéndosela a Dios.
Ora con frecuencia, repitiendo estas plegarias breves: “¡Bendice, Señor!”, “¡Ayúdame, Señor!”, y aprendiendo a hacer todo con la bendición y el auxilio de Dios. Y, además, repite en tu corazón las siguientes palabras: “Señor, Tú lo sabes todo. Haz conmigo lo que sea Tu voluntad. ¡Amén!”.
¡Que la bendición de Dios esté contigo! Deseo que te aferres a este precioso don de la fe que Dios te ha otorgado.
(Traducido de: Arhimandritul Ioan Krestiankin, Povăţuiri pe drumul crucii, Editura de Suflet, Bucureşti, 2013, p. 103)